Los arcos han sido desde siempre soluciones estructurales para transmitir los pesos y cargas en innumerables edificaciones. Su época de esplendor fue durante la construcción árabe, como método para soportar las cubiertas mediante una estructura esbelta y resistente agradable a la vista.
Lamentablemente, la complejidad de su ejecución hace que ya no se recurra a ellos, más que para restauración de edificios de interés histórico-artístico. Los materiales utilizados en construcción de arcos suelen ser, sillería, mampostería, ladrillo y hormigón.
Veamos brevemente sus usos y diferencias.
Los arcos de sillería están formados por dovelas, que son piedras labradas en forma de cuña a partir de plantillas de cartón o madera. La última pieza en colocarse suele ser la dovela central, que es la que cierra el arco y transmite la carga que recibe tanto a su izquierda como a su derecha. Las primeras piezas de piedra que se colocan son las que van en los extremos, en donde se apoya toda la curvatura pétrea. Una vez colocado el arco y endurecido el mortero de sus juntas se podrá retirar el andamiaje resistente y el elemento se mantendrá estable por sí mismo.
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En una fachada, Los arcos de ladrillo son los que más se utilizan actualmente en edificación. Su construcción se inicia por la colocación de la cimbra arqueada, y marcado sobre ella de la división en un número de tramos impar a partir de centro del arco. Hay que tener en cuenta que en el espesor de los tramos señalados debemos contar con un espesor de la dovela más la junta de mortero que lleva cada una para pegarse a la adyacente. Como cemento de unión se puede utilizar cemento rápido, yeso o mortero tipo Portland.
Los arcos de mampostería se utilizan prácticamente en el entorno rural, como en rehabilitaciones de iglesias o o edificios rústicos. Hay que tener cuidado porque aquí suelen emplearse piedras de distintos tamaños, así que los huecos que queden deberán rellenarse con mortero resistente, para que la estructura no se resienta. El orden de colocación será con las piezas más grandes en los arranques laterales del arco, y las más pequeñas en el radio de curvatura. Siendo la más pequeña de todas la dovela central.
Los arcos de hormigón no se suelen utilizar en edificación. Su finalidad es para emplearse en grandes obras de ingeniería como soporte de puentes o túneles.